Collage de Andrés Romero Baltodano

EDICIÓN NÚMERO 94

SEPTIEMBRE 

2015 

"ALTIPLANO" : UNA EVOCACION A LA CONQUISTA Y SUS CONSECUENCIAS

Afiche Promocional de la Película 

Por
Catalina Insignares
Gustavo Rojas
Estudiantes Medios Audiovisuales
Especial para La Moviola 

¿A dónde nos lleva el camino por el que transitamos? ¿Cómo es que cada paso que dimos ayer ha supuesto la construcción de un camino que entre la certeza y la duda nos ha traído al ahora? La causa y consecuencia son dos factores que en la trama lineal de Altiplano (2009) se acoplan a la perfección como una suerte de engranajes de reloj que al ritmo del minutero poco a poco va consumiendo su tiempo en la pantalla.
Grace es una fotógrafa que tras ser víctima de la violencia en Irak ha vuelto a casa con estrés postraumático y ni siquiera en su hogar logra sentirse completamente a salvo. Se mantiene en una constante depresión que la hace vulnerable y frágil. La vemos por primera vez en la secuencia de la guerra: un plano medio en el que avistamos a un personaje que se esconde tras la lente de una cámara reflex con el dedo temblándole sobre el obturador. Sabemos que nos está viendo a través del lente, lo que no sabemos es que es lo que ella ve desde este mismo, de esta manera lo que sucede con nosotros se convierte a este punto en un completo enigma; a continuación la cámara nos propone un travelling circular para poder revelar nuestra situación como espectadores, de tal modo empezamos a ver la situación en la que ella se encuentra, vemos a sus agresores pero sobre todo a quien apunta y sostiene el arma; tras un par de segundos el arma es disparada, Grace obtura, los agresores huyen, ella empieza a gritar, por un instante creemos que esta lastimada, que ha recibido la descarga, que ella morirá, el traveling se completa y delante de ella no vemos nada más que un paisaje árido y desolado.
La fotografía y el arte de esta secuencia nos mantienen en una bruma constante que refleja en conflicto de Grace y lo “oscuro” y nebuloso que será para ella ese momento guardado en su memoria y en la película fotográfica de su cámara. Se mantienen tonos tierra dentro de la paleta de color de esta secuencia que dan inicio a esa transformación del personaje que pasa de encontrarse en medio de una guerra con toda su estabilidad emocional (reflejándolo con unos colores cálidos) a quebrantarse casi de inmediato con una paleta fría, tendiendo a los azules en el resto de la película.
En paralelo los directores nos trasladan al otro lado del mundo, en un pueblo ficticio del Perú, el contraste es total y completo, violencia y religión, las viejas costumbres de los indígenas del nuevo mundo sobreviviendo a un arraigado cristianismo que lleva allí desde la época de la colonia, sin embargo lo que llama la atención es la fácil mixtura creada entre las representaciones del sol y la luna quienes son (o fueron) deidades milenarias para estas culturas y quienes de hecho le hacen antesala a la estatua de la Virgen María. Por primera vez vemos una sorpresa cultural que se nos revela a modo de instantánea, de una manera fluida y verosímil. Y entonces entendemos poco a poco que entre el aquí y el allá propuesto por esta historia habrá un continuo choque de conflictos que acercaran ambos hilos de la trama a un punto de convergencia.
Por causas fortuitas esta Virgen en su pedestal termina vuelta añicos ante el terror de las mujeres del pueblo, entre las que se encuentra Saturnina, nuestra segunda protagonista, la representante de un mundo puro y virgen que se expondrá a la gracia de la conquista junto con todas las desgracias que esto le acarree. La fe se quiebra desde el inicio de la película y para los habitantes del pueblo es un mal presagio, vemos a la virgen caerse y seguido vemos un plano del mercurio brotando del suelo alrededor de la Iglesia, vemos a los más chicos botarse al suelo en slow motion para tocar aquel líquido, vemos mujeres llorando desconsoladas por el rompimiento de la Virgen. Todas estas imágenes significan la pérdida de la esperanza, el acecho del mal o de algo siniestro que promete hacer daño y traer lágrimas.
Altiplano narra las historias de estas dos mujeres que en principio no tienen nada en común pero cuyos destinos trazaran dos líneas parabólicas en las que sus rumbos (aunque no sus vidas) estarán destinados a encontrarse. De esta manera este filme haya su común denominador con referencia a la línea argumental que sus propios creadores han desarrollado en el resto de sus proyectos.
Peter Brosens y Jessica Woodworth tienen una estética narrativa en la que decantan el peso de la historia en cada paso que dan al construirla, usan la filosofía del camino como fin a la hora de ficcionar pero convierten al mismo tiempo ese camino en el fin mismo; los espectadores se ven muy de repente hasta el cuello en un drama que propone puntos de reflexión profunda con respecto a la forma en la que tanto los entornos como las mismas personas que lo llenan influyen en la vida de cada individuo.
Lo interesante de este filme es que contiene una gran cantidad de referentes simbólicos que vistos en perspectiva (y también en proporción) conforman una versión a escala de lo que fue la vida del continente americano antes, durante y después de la conquista; podríamos recomendar más de un visionado para poder verla desde varios de estos puntos críticos.
También se agradece la representación de una de tantas consecuencias que esta conquista le llevo al viejo mundo, pues tiempo después de todos los daños y perjuicios que esta colonización y explotación del nuevo mundo se vio acabada, sus posteriores protagonistas se desplazarían a un continente en cenizas para poder entender porque tantos hombres murieron, ¿Por qué siguen muriendo hoy en día? ¿Será por el oro? ¿Por qué más riquezas?
Esta historia contiene todos los elementos y todos los personajes muy bien compactados, tan bien compuestos están sus versos visuales que hasta la naturaleza que generalmente es solo un personaje, aquí se subdivide en varios. Los residuos tóxicos que deja la minería, en este caso el mercurio, son y fueron elementos desconocidos para las poblaciones aborígenes que admitieron su belleza pero nunca pudieron reconocer su valor aunque siempre supieron que lo tenía. El mercurio se vuelve de esta manera en un antagonista infiltrado, todos sabemos que es un villano, pero también se aprecia la forma en la que estos nativos ignorantes de las consecuencias que este elemento les causa, lo convierten también en un elemento para la adoración, lo hacen una forma de pago penitenciario divino, un trueque con la deidad de los cielos a cambio de algo de reciprocidad. También vemos este mismo caso con el hielo.
La tragedia Shakesperiana se entreteje en tres actos, la preparación de la novia y reconocimiento del ser amado, vemos a la mujer con su corrillo de madrinas viendo al futuro y anhelándolo, la vemos en su vestido añorando que la reconstrucción de la Virgen se lleve lo más rápido posible porque sin ella no podrá contraer matrimonio, posteriormente viene el nudo, la despedida de su amado hacia los glaciares porque el agua de glaciar es agua bendita, pero el guion es hábil y a su vez en esta misma escena vemos la preparación de la tragedia, el hombre de espalda camina alejándose a través del puente colgante que se tambalea a cada paso que da, de repente se detiene y se vuelve, de su nariz brota sangre; esta escena es especialmente bella porque combina elementos tangibles como intangibles que le dan esa proyección metafórica, el escenario, el paisaje, el colorido vestuario, la pasión de sus dos personajes, la despedida, la forma en la que esta mujer le pide que no se valla y la testarudez con la que este asume su posición. Al verlo sangrar sabemos que ese puente que él recorre es el puente hacia el más allá, ella no lo volverá a ver jamás.
Por otra parte vemos a los médicos de la región, médicos que diariamente reciben pacientes que se están quedando sin visión, si bien ellos tratan las enfermedades de la población, hay que denotar que ellos tampoco saben a ciencia cierta cómo es que se está produciendo la gran ola de ceguera masiva; la intoxicación por consumo de agua con mercurio se expande y los médicos terminan siendo víctimas de aquellos a quienes pretenden ayudar al ser el prometido de Saturnina encontrado muerto.
La muerte de este hombre se nos presenta por medio de una secuencia bastante interesante cargada de simbolismo, en primer lugar lo vemos solo en los glaciares, extrayendo un trozo de hielo para llevárselo a saturnina, allí vemos como el consagra su esfuerzo a la virgen, los primeros planos de los objetos expuestos en contraste con los planos abiertos del lugar nos regalan una sensación de paz inigualable; el mercurio nuevamente es usado como prenda de trueque divina, es un modo de pago. Una vez este se encuentra regresando lo vemos atravesando un campo con hombres que visten máscaras; esta es la representación de las almas, con este plano general los autores nos permiten saber que como el destino de este hombre ha habido muchos otros más, después de un par de segundos, la cámara hace un paneo hacia la derecha y es en ese preciso instante cuando podemos ver a este hombre tirado en el suelo, la tragedia ha llegado casi a su punto culminante.
La larga espera de Saturnina en pro de la reconstrucción de la Virgen se ve acompañada de una larga caminata también al campamento de los médicos. Sabemos que estos no pueden ayudar a su madre porque no saben bien lo que le esta sucediendo y sabemos que de esta manera los sujetos conquistados comienzan a volcar toda su ira en quienes ellos creían que podían ser el remedio de sus vicisitudes. Vemos en todo este fragmento de la película el inicio de la revolución criolla y las guerras de independencia, guerras que se desatan cuando aparece el primer muerto.
Altiplano es una historia bien escrita y bien concebida de principio a fin porque logra una amalgama de dramas individuales que conforman esta pequeña maqueta de la conquista, cuenta mucho en un tiempo corto y lo hace a un ritmo pausado y sin afanes, esto es debido a la habilidad de su fotografía y la versatilidad de sus secuencias, en las que las que cada frame funciona en pro de la historia global de la misma manera que otorga una postura individual del individuo. La tragedia de Saturnina se nos presenta de una manera ágil y bien medida, con elementos simbólicos tanto en su diseño de producción, dirección de fotografía e incluso edición; llama la atención el contraste con el que tanto Saturnina como Grace asumen la muerte de sus seres amados, la primera con un acto fallido de rebelión y posteriormente optando por la muerte como la única forma de revelarse y la segunda emprendiendo un camino de reencuentro espiritual para poder lavar los remordimientos que lleva consigo y tal vez aceptar ese suceso que le marcó la vida. Las dos historias se construyen y se complementan paralelamente y quizá por eso su narrativa se siente tan bien decantada, pues vemos desde cada una de las protagonistas un concepto de sensaciones que contrastan y a la vez se complementan entre si.
Es ese momento en el que ambos hilos convergen, un momento de la historia que se da de hecho mucho antes de que Grace logre llegar al altiplano y es justo en el que se nos revela la verdad sobre la secuencia inicial del inicio de la película, vemos que la fotografía que ella tomo capturo el momento en el que un hombre es asesinado, la luz ha iluminado la verdad que el traveling circular de la cámara no nos pudo revelar del todo en principio, es una especie de emulación de la traslación de la tierra alrededor del sol en la que sus diferentes posiciones con respecto a la estrella iluminan unas partes más que a otras.
Retomando el tema de la reconstrucción de la Virgen, cabe resaltar que tanto el sol y la luna seguirían el lento peregrinaje de su reconstrucción de inicio a fin según las costumbres de los indígenas en esta población. Le otorgan cualidades milagrosas el hecho de que sea un hombre ciego el encargado de reconstruirla y dejarla como estuvo antes, y esta misma reconstrucción se vuelve una suerte de hilo conductor, se convierte en una línea de tiempo que amalgama los caminos de ambas mujeres, la una caudillo de su propia causa y la otra historiadora de la suya. A medida de que esta Virgen se reconstruye las historias de estas dos mujeres se deconstruyen, la fe se demora mucho en reconstruirse tal como se demora la reconstrucción de esta Virgen.
Poco a poco vemos cómo es que cada línea narrativa converge en un cuello de botella en la que los carriles de la historia se van juntando, el plano en el que Grace escucha uno de los videos de su esposo prometiéndole que al otro año si visitarían el rio y si irían a hacer una que otra cosa denota las promesas que nunca se volvieron realidad y que nunca lo harán, en cuanto a guión vemos como este tipo de pequeños detalles le otorgan una carga dramática al personaje que no puede soportar la idea de saber que todos los sueños e ilusiones han desaparecido por completo y ella no entiende porque, así que a modo de duelo emprende el peregrinaje para poder comprender como es que la muerte llega de una  manera abrupta y nos arrebata nuestra vida a pedazos, los mismos pedazos con los que un ciego reconstruye una estatua, una vida que ella quiere recuperar.
El enigma de la muerte es un combustible de alto octanaje que dura carburando la historia de inicio a fin, quizá para Saturnina sea algo ajeno pues ella en principio está inmersa en su idilio de amor, pero para Grace resulta una cuestión más interna pues todas sus noches en vela se centran en el hecho de recordar que estuvo tan cerca de la muerte que pudo capturarla a través de su cámara, que ese hecho le granjeo su nominación al Pulitzer y que para ella este factor lo hace aun mas denigrante, sin dejar de lado el contraste que se hace en la misma secuencia al verla escuchando uno de los videos que le enviaba su esposo. Concluimos que es tan fácil capturar la muerte en un solo frame pero al mismo tiempo resulta imposible devolver un ser a la vida con un millón de ellos, al fin de cuentas la muerte es la nada y hasta el vacío entre un par de estrellas se puede retratar.
La edición de varias secuencia es llamativa en todo momento ya que envuelve a cada personaje en una burbuja de emociones privadas, momentos previos antes de que Saturnina despidiera a su hombre la vemos girando en el altiplano, feliz porque sabe que su destino esta acordado, cuenta los días para que ese sueño del cuento de hadas andino se convierta en realidad; posteriormente la vemos suicidándose en frente de la misma cámara que el esposo de Grace dejo al momento de su muerte, se graba ella misma bebiendo el mercurio y muriendo; en este punto cabe resaltar el aumento de simbolismo de la película, la habitación de Saturnina se abre, cada una de sus paredes parece caer y entonces vemos su cuerpo interfecto en la cama y al fondo el paisaje árido y desolado del altiplano, entendemos que los cuerpos se van, pero en ese basto altiplano las almas permanecen, perduran y vuelven a la vida en el más allá. Ella se ha convertido en un alma en pena, en una mártir. El velorio se nos presenta en blanco y negro y la escena de traslación que antes vimos con Grace ahora la vemos con Saturnina pero con elementos más contrastantes, ella está en primer plano de cara al sol y muchas personas le rodean, sabemos que la rodean a causa de su velorio, la cámara y ella empiezan un movimiento de traslación, un traveling en el que tanto cámara y ella se mueven sobre un mismo eje y los rayos de sol se desplazan a lo largo de su rostro, como si ella simulara ser la luna que pasa de su estado de luna llena a luna nueva, es un viaje de la luz a la oscuridad como forma de despedirse del viejo mundo, entretanto Grace continua este mismo peregrinaje y llega a la misma tierra en la que este altiplano que esta siendo explotado y perjudicado por mano extranjera esta siendo modificado poco a poco, vemos como durante su camino hacia Turubamba el alma de Saturnina se convierte simbólicamente en un elemento más que va por el mundo.
Los autores nos muestran esta secuencia guiñando el descenso de Lázaro al infierno, un lugar en el que para poder salir tuvo que morir en primer lugar, el camino se hace pesado a cada paso y Grace logra finalmente llegar a la plaza del pueblo, mismo escenario en el que se presentaron los cuerpos de ambos hombres amados. La clínica ya no es lo que fue antes, es solo un lugar desolado que se llena de tierra y polvo día a día, y el sol y la luna siguen esperando a que la virgen finalmente este reconstruida; al tiempo ellos mismos son testigos de todo lo que ha sucedido en ese escenario central y sabemos que ellos dos juegan un papel importante en el cuadro general del filme, pues muestran la posición del espectador: un testigo omnisciente de la acción.
El agua es otro de los hilos conductores de esta historia. Es por allí por donde llegan las aguas envenenadas y es por esto que por allí se van las fotografías enmarcadas de todas las víctimas mortales de este veneno. Saturnina se ve entrelazada con el agua y su vestido de novia; esta agua le quitó su tan anhelado sueño de casarse, es una traición divina el hecho de que el elemento mas vital para la vida sea el causante de muerte, quizá el largo recorrido de estas aguas con el vestido de saturnina sumergido en el signifique su purificación. Vemos planos largos con un montaje lento que nos permite apreciar las fotografías de todas estas personas navegando sobre un agua silenciosa y calmada; nada se puede hacer en contra de los grandes, sólo queda resignarse.
La temática principal de Altiplano nos muestra a un pueblo que sufre las consecuencias de la llegada de una multinacional que explota mercurio y envenena las aguas pero realmente esto no es lo único de lo que habla la película. Nos presenta a dos personajes femeninos que en medio de sus debilidades tienen coraje para superar las adversidades que la vida les trae, mujeres valientes que nos dejan con el sabor positivo del poder femenino como agente de cambio. Grace, la fotógrafa documental carga con la culpa del asesinato de su guía en la guerra de Irak pero finalmente logra cargar con el duelo de la muerte de su marido enfrentándose a sus propios miedos al ir a una región de Perú que ella desconoce y que se encuentra en guerra entre los campesinos de la región, el ejército y la multinacional, para ella volver a este lugar es revivir su pasado lo cual la hace verse como una mujer fuerte. Por el otro lado tenemos a la campesina peruana Saturnina a punto de casarse con un hombre de su pueblo que termina envenenado por la contaminación de las aguas de la región en la que vive. Saturnina y en general las figuras femeninas de esta región luchan incansablemente (luego de la muerte del prometido de Saturnina) por hacer justicia a la muerte de los hombres que han muerto por la misma causa. Ellas son las principales líderes de este movimiento en contra de la multinacional y son las que pelean en mayor cantidad. Saturnina se suicida prefiriendo morir en sus propias manos que en manos de gente desconocida y sin honra. El personaje de Saturnina es la ejemplificación de la figura femenina potente, superior, aguerrida capaz de desafiarse a sí misma hasta la muerte dejando claro que muere porque ella lo decide y no porque los demás puedan decidir sobre su vida. Estos dos ejemplos, entonces, nos concluyen que en esta película la presencia femenina es fundamental a nivel mundial. Mujeres de diferentes culturas luchan por superarse a sí mismas y por elevar sus voces en contra de lo que no consideran justo; la película nos habla sobre el feminismo y la lucha del poder de la mujer en el mundo pues las dos llevan cargas diferentes que soportar pero que finalmente convergen en el mismo punto y que se solucionan de maneras distintas pero importantes desafiando sus creencias, miedos, principios y culturas.

En la  película vemos reflejado lo mencionado anteriormente. Por composición distribución piramidal en los planos nos damos cuenta de su superioridad, los vestuarios que destacan a las dos mujeres de los demás personajes que aparecen, sus miradas hacia la derecha (en la mayoría de encuadres) mostrando su lado benevolente y poderoso nos demuestran que la temática del feminismo en esta película es poderosa.
Altiplano es una película resultante de una co-dirección entre Peter Brosens y Jessica Woodworth (Belga y Estadounidense respectivamente). La película fue realizada en el año 2008 y estrenada en el año 2009. Estos dos directores ya habían realizado otra película a modo de co-dirección llamada Khadak en el año 2006 en Mongolia que trata sobre un joven nómada y su pueblo en tiempos en donde una plaga hace posible la realidad de acabar con el nomadismo. La película también se desenvuelve en un entorno minero, en este caso de minería a cielo abierto y también hay una crisis en el pueblo en el que el joven Mongol vive. Esta película ganó 20 premios alrededor del mundo.
El director Peter Brosens nacido en el año 1962 trabajó durante 13 años en Mongolia con varios proyectos. Él visitó Perú en 1984 e hizo un trabajo de campo amplio sobre la integración de los asentamientos de invasión en Lima. Vivió y trabajó dos años en Guayaquil, Ecuador donde hizo un estudio de migración de los Andes (1988 a 1990) y en el 92 hizo una investigación sobre las formas epidémicas de suicidio protesta en las regiones centrales ecuatorianas. Realizó un documental titulado El camino del tiempo (1992) y este es uno de los resultados de toda su investigación en esta región latinoamericana. Desde el año 1993 hasta el año 1999 co-dirigió y produjo una trilogía Mongol de documentales que recibieron veintitrés premios, fueron seleccionados en mas de cien festivales y distribuidas por todo el mundo.
Por otro lado Jessica Woodworth nacida en 1971 estudió literatura en Princeton y Teatro clásico en Oxford. En el año 1994 trabajó en televisión Parisina y vivió en Hong Kong. Realizó un documental titulado The virgin diaries realizado por haberse ganado una beca para realización. Este documental fue producido por Peter Brosens y fue nominado en el Fesival de cine de Amsterdam en el año 2002. La trayectoria de esta directora es realmente corta, su vida cinematográfica comenzó en el año 1999 con un documental titulado Urga Song, las siguientes tres producciones que realizó han contado con la presencia de Brosens.
Actualmente estos dos directores tienen una productora independiente en Bélgica para la realización de cortometrajes llamada BO Films.
La película Altiplano se estrenó en la competición Critics’ Week del Festival de Cannes en el año 2009 pero fue realizada durante el año 2008. Esta película da cuentas de la investigación profunda que realizó Brosens en Latinoamérica en especial el derrame de mercurio en Choropampa en el año 2000 en donde 151 kilos de mercurio líquido de la minera Yanacocha fueron derramados en 27 kilómetros de la vía que atraviesa esta comunidad. La empresa minera ofreció recompensa a los habitantes de la región, por cada kilo que recuperaran de mercurio se les daría 100 soles. Muchos niños salieron a las calles a juntar lo que más podían en baldes. Alrededor de 750 personas quedaron con secuelas por la intoxicación de mercurio. La empresa pagó indemnizaciones y pavimentó las calles. Las indemnizaciones que le dieron a la población de Choropampa les quitaba la oportunidad de ejercer acciones penales en contra de la minera. En el año 2008 la Dirección Regional de Salud de Cajamarca tomo muestras de los suelos de Choropampa y concluyeron que 7 de 18 viviendas estaban aún contaminadas con mercurio, grandes porcentajes de pobladores de la región seguían presentando dolores de cabeza, visión borrosa, fatiga, mareos y otros síntomas asociados al envenenamiento con mercurio. La evaluación médica realmente nunca se realizó por falta de sanciones penales y por los acuerdos de más del 95% de la población afectada de manera privada con la empresa.
Estos hechos nos explican el porque la película se realizó en Perú y como el contexto social de la película esta estrechamente ligado a este suceso histórico. La intensión de la película se basa en generar reflexiones en el espectador a partir de un hecho real que se ficciona en la película y que pone en juego la ética empresarial y humana y la falta de responsabilidad sobre hechos que afectaron a muchos seres humanos. La intensión de los realizadores más que alzar la voz es permitir al espectador reflexionar.
La película también busca visibilizar las poblaciones patrimoniales de la región latinoamericana que se ha visto perdida por la llegada del mundo moderno y globalizado a nuestras sociedades en donde dejamos pasar por alto hechos que atentan en contra de nuestra naturaleza pero ni siquiera nosotros mismos nos damos cuenta de ello.
Altiplano (2009) es la penúltima película realizada por estos dos directores, si nos fijamos en la biografía de ellos se entenderá que son personas que siempre han estado ligadas a la parte documental e investigativa del cine, es por esto que se realiza un previo y profundo estudio antes de la realización de la película en cuestión. La película es filmada en Bélgica y Perú; ganó premios en muchos festivales independientes como el Festival internacional de Bangkok, el Lucania Film Festival, El festival de cine europeo de Virton, el Festival internacional de cine Tofifest entre otros.  La última película de esta dupla se titula La quinta estación (2012).
Otro de los sucesos importantes en la película es el hecho de que Grace, fotógrafa de guerra, se encuentre en Irak y que el suceso que haya marcado su vida haya sido ver como asesinaban a su guía frente a sus ojos porque ella tenía una cámara en mano. Esta guerra comenzó en el año 2003  con la justificación de que en Irak se estaban produciendo armas de destrucción masiva lo cual aparentemente afectaba y amenazaba la seguridad nacional de Estados Unidos de manera directa.
La reportería gráfica ha sido una herramienta fundamental en el desarrollo de las guerras a lo largo de la historia pues es lo único que logra mostrar lo que ocurre y que la televisión no muestra por intereses privados o simplemente por censura. Los fotógrafos en la guerra de Irak (y consideramos que en general en todas las guerras) siempre han puesto por encima de ellos mismos y de su integridad física y psicológica su trabajo y su pasión con la capacidad de llegar hasta a estar en peligro de muerte o simplemente morir. Los reporteros de la Guerra de Irak buscaban siempre ir más allá para permitirle al mundo ver desde nuevos puntos de vista la guerra; esta ha sido catalogada como la guerra más mortífera para los periodistas con relación a las demás guerras de la historia del mundo. Los periodistas no sólo se vieron afectados permaneciendo en el lugar del conflicto si no también fuera de él. En el año 2010 se habían registrado 230 muertes de personas relacionadas con los medios, el 87% de ellos eran iraquíes.
La luz que nos da este conflicto es muy importante para la película pues en ella se especifica un conflicto importante que sufre una de las dos protagonistas del filme en donde existe en ella la contradicción de poder ser famosa y salir a la luz después de haber ganado uno de los más importantes concursos de fotografía documental a nivel mundial y su dolor y culpabilidad por haber sido la causante del asesinato de su compañero y amigo Iraquí. Es imperativo mencionar que las dos situaciones de las dos protagonistas se entrelazan porque surgen de conflictos que, además de ser fuertes a nivel social, se ligan con el corazón y con sentimientos profundos y humanos; son dos situaciones de guerras diferentes, de lucha y presencia que terminan convirtiéndose en las adversidades que se atraviesan victoriosamente.
Ambas son expuestas a un estado de soledad interna que las deja paralizadas y que a la vez después de un tiempo les impulsa a seguir adelante, les brinda convicción y  tenacidad pero sobre todo el valor de emprender cualquiera que sea el camino que decidan recorrer, muy largo o muy corto.
Esta película se nos presenta como un desglose de situaciones fuertes que condicionan la vida humana y son los sentimientos y el poder de los mismos. Como nuestros sentimientos y vivencias pueden hacernos fuertes o débiles y encaminar nuestras vidas hacia un punto determinado. El cine realizado por estos dos directores es un cine de introspectiva a la vida humana y las emociones que nos mueven, a irrumpir en ese espacio privado que nos forma o deforma, lo hacen como Tarkovsky que se centra en los conflictos internos para navegar a través de los mundos de sus personajes.
La historia logra un climax que eclipsa y logra detalles de poética narrativa que conmueven como la piedra que le es regalada a Grace para que condense en ella todos sus dolores y remordimientos y que al llegar al final se su camino abandona en el agua, esa misma agua con la que se consagran ceremonias en nombre de Dios pero que a la vez se ha llevado y llevara muchas vidas en la continuidad hipotética de esta ficción.
















CIBERGRAFÍA











Libros marcados, la otra literatura y otros crímenes. (a propósito de una exposición)



                                      Tarjeta de invitación a la inauguración de la exposición 
                                           en la Galería de Artes Landivar Ciudad de Guatemala.

propósito de esta exposición Jorge Carro L. nos comparte su presentación.
Por
Jorge Carro L.
Ciudad de Guatemala
(Guatemala) 

Al igual que mi paisano Víctor Hugo Ghitta. Periodista, secretario de Redacción del diario La Nación (de Buenos Aires),  cuando era adolescente husmeaba en librerías de viejo en busca de ejemplares que tenían a veces dedicatorias personales y anotaciones en los márgenes. Era (soy) un “husmeón” de libros... 
            Eran (son) piezas extrañas, porque por lo menos yo,  rara vez me desprendo de un libro que me ha sido dedicado o en cuyos márgenes he dejado impresiones, comentarios y hasta puteadas. En esas líneas escritas a mano, a veces con letra incomprensible, he intentado hablar con los libros.
            En ocasiones firmo con mi nombre y  dejo escribo una fecha que me recuerda el tiempo en que nació mi amistad con ese libro. También he anotado y anoto junto al texto, comentarios que en algunos casos pueden ser como una crítica o dan  pistas acerca de mi modo de pensar. Estas notas suelen dar testimonio de criterios compartidos entre el autor y yo. En ocasiones develan mi carácter obsesivo, cuando debajo de mi firma y de la fecha,  escribo: "Empiezo a transitar su lectura un lluvioso sábado a las 15:30”
            Durante toda mi larga vida, firmo en las primeras páginas como un modo de gritar a los potenciales ladrones que ese libro es mío y casi siempre escribo comentarios iniciando una inacabada conversación que suelo retomar al releer el libro y que me permiten, en no en pocas ocasiones, avergonzarme de las ingenuidades y errores cometidos por mi insolencia de lector de tiempo completo.
            Esta, acaso conversación del lector con un libro, se llama “marginalia”.  –palabreja que se refiere a lo que se escribe en los márgenes y cuya autoría  se debe  al poeta romántico inglés, Samuel Coleridge.
            Heather Jackson, profesora de literatura en la Universidad de Toronto, publicó en 2002 un ensayo “Marginalia: Readers Writing in Books”, con el que estableció una genealogía que va de De Quincey a Graham Greene, es decir del 1700 al 2000... De semejante tarea pudo extraer varias conclusiones. Entre ellas,  que no siempre estuvo mal visto marcar libros, ni siquiera cuando fueran ajenos. Y al parecer, es a Coleridge a quien se atribuye el latinismo “marginalia”, plural de “marginale”: lo que se anota en los márgenes.
            Cuenta Jackson – según Lucas Mertehikian (periodista y licenciado en Letras por la Universidad de Buenos Aires) -  que las anotaciones de Coleridge se habían vuelto tan famosas que sus amigos le pedían que les marcara sus libros antes de leerlos. Esta costumbre no incluía sólo a Coleridge, pues hasta mediados del siglo XIX era una costumbre habitual marcar los libros antes de regalarlos, algo que hubiese escandalizado seguramente a cualquiera de nosotros.
            ¿Qué pasó después de 1850 para que este hábito cayera en desuso? Según Jackson, la principal razón fue la expansión de unos cancerberos bibliotecólogos de una red de bibliotecas públicas,  que iniciaron su lucha contra las marcas de los lectores. En el sitio web de la Biblioteca de la Universidad de Cambridge, una de las principales fuentes de consulta de Jackson, los potenciales lectores son advertidos acerca de lo que se puede y no se puede hacer con los libros. El título del apartado cuarto es elocuente: “Marginalia y otros crímenes”, con lo cual es posible que sea cierto que  puede hacerse un juicio al lector.
            Justamente pensé en esta costumbre mía, cuando leí que en el MALBA (Museo  de Arte Latinoamericano de Buenos Aires ) se inaugurada el ciclo "Libro marcado” e hice mías algunas historias de Víctor Hugo Ghita (publicadas en “La Nación”, el pasado domingo 7 de junio ( http://www.lanacion.com.ar/1799518-libros-marcados-la-otra-literatura ) como una amiga suya, recientemente divorciada, le había contado a la salida de la exposición, todavía conmovida por el uso que ella misma había hecho de la marginalia,  la víspera de la mañana en que puso fin a una relación matrimonial de veinte años.
            El cuento de la amiga divorciada dice que una  “noche, cuando ya los desencuentros no tenían vuelta atrás, se despertó de madrugada, bajó al living de su casa en puntas de pie, buscó una lapicera y, en la somnolencia de ese abrupto insomnio, acometió la tarea de firmar aquellos libros que deseaba retener como si fuesen propios. Puso su nombre en unos cien ejemplares esenciales, modificando ligeramente el trazo de su escritura y estableciendo al azar fechas apócrifas de las últimas dos décadas. Confió en que su marido, menos atento que ella a los detalles de la vasta biblioteca matrimonial, no recordaría el origen de cada volumen. Esa colección personal fraguada en la penumbra de esa remota madrugada está hoy en su casa de soltera.”

 

            Ghita recuerda también el día en que una compañera de redacción tenía sobre su escritorio un ejemplar de “París no se acaba nunca,” la estupenda novela de Enrique Vila-Matas, en cuyos márgenes había anotaciones hechas con dos escrituras distintas: tanto ella como su marido habían dejado sus impresiones en distintos pasajes de ese texto que leyeron al mismo tiempo.


            Hace muchos años, durante mi segundo divorcio, permítanmelo recordar, me senté frente a libros, fotos y discos que estaban cuidadosamente descansado en los blancos anaqueles de la biblioteca  y decidí no dividir las aguas: los libros, las fotos  y los discos quedarían para nuestros hijos. Horas después en un avión que me alejaba de ella y de mis hijos, de mi gato y de mis libros y discos, lloré. Esa escena selló mi relación con una mujer que me permitió amarla y compartir más de una década juntando libros, discos y recuerdos
            El tiempo no ha derrotado las marginalia que escribimos en los libros ni en nuestras vidas.
            Los invito a tomar algunos de los libros de la Red Landivariana de Bibliotecas y gocen leyendo las conversaciones que algunos conocidos lectores, mantuvieron con los libros que estaban leyendo. Libros que, en muchos casos, ayudan a nuevos lectores a comprender la obra que tienen en sus manos...
Jorge Carro L.
9 de junio de 2015






Las Lágrimas de Mnemosine: Revisión al Monumento a las Victimas de la operación Génesis de Ejército Colombiano en Cacarica, Chocó



Monumento a las victimas en Cacarica (Chocó)  . Foto Jorge Mata



Por 
Giovanna Faccini
Docente Medios Audiovisuales
Especial para La Moviola 

“Lo que hoy ufano y desafiante es, será mañana huesos y ceniza./ Nada dura por siempre, ni el mármol ni el metal”  Andreas Gryphius
Manos que salen del muro como pidiendo socorro, sus posiciones son variadas, pero no así su gesto; son manos rígidas, tumefactas, que dejan un hálito patético en la atmósfera; son manos de hombres, mujeres y niños que parecen implorar desde el más allá que se haga justicia, que sus almas no descansarán a menos que se restituya a los que vivos los lloran; son manos que hablan de manera individual, y sin embargo construyen una síntesis dolorosa de lo que es capaz la maldad de los hombres.
Los monumentos, como la música que se lee tanto en la partitura como en la melodía, conllevan un texto, sin embargo, su significado solo  existe en nuestra interpretación (Manguel,2000. Pág. 269). La anterior es la mía, glosa  que pareció dictada de los labios de Mnemosine[1], pues el recuerdo de aquellos que sin merecerlo, encontraron la muerte, también es mi recuerdo, hacen parte de mi historia y sin embargo, no alcanzan las palabras para describir lo indescriptible, tratar de darle una explicación a los hechos violentos que diariamente ocurren en mi país es nulo y sin embargo, el  lenguaje es lo único que tengo para soportarlo, tal como lo hacen las piedras con las que la memoria se hace concreta, “no  hay monumento ni  obra conmemorativa que no lleve tácitamente la inscripción: recuerda y reflexiona” (Manguel, 2000 pág. 269 ).
Lo más importante del monumento a las víctimas es la historia de la cual deviene, pero no está sujeto a nuestra memoria, conmemora un acontecimiento visto en la prensa o la televisión, que con su poder de simular la realidad, se nos presenta  tan lejano como una historia de ficción. El monumento no recuerda la historia de dolor que vivió ese poblado inserto en la cuenca del Río Cacarica, es una lectura que se le atribuye menos al monumento que al espectador.
Es por esta razón que en el siguiente escrito trataré de realizar una revisión cercana a dicho monumento y entender por qué ningún monumento puede hacer leer, en toda su magnitud, todo el horror y dolor de  un acontecimiento  histórico como el acaecido en Cacarica  el 24 de febrero de 1997 cuando la brigada 17 de Ejército Nacional,  con bombardeos aéreos para enfrentar al frente 57 de las FARC, dio comienzo al desarraigo de más de 10.0000 afrocolombianos de los ríos Cacarica, Salaquí y Truandó, obligados a dejar sus pertenencias   y la matanza de 85  personas, implementando diferentes aparatos de muerte, muchos de ellos en presencia de sus  hijos, quienes tuvieron que ser testigos de vejámenes y torturas.  A toda esta barbarie le llamaron Operación Génesis. ” (Orejuela, 2008, pág. 4).
I
A diferencia de los monumentos a los mártires, dedicados a representar a los héroes que se destacaron en la defensa de alguna ciudad, las víctimas [2] no eligieron su destino, fueron atormentadas con las atrocidades de un verdugo, carecen de culpa, “no fueron castigadas, fueron asesinadas y torturadas por la sola razón de existir; cómo podríamos hallar algo que represente el recuerdo de la maldad, de una maldad sin razón, sin límites, sin propósito?” (Manguel, 2000,pág 274). La memoria negativa nos remite a lo negativo de lo que memoramos, que usualmente es repugnante, despreciado o rechazado. Sin embargo, ese repudio también significa que  la memoria se “cierra al recuerdo y rehúsa reconocer lo negativo: es decir, reprime, hace que se eluda el pasado y que se aporte olvido” (Koselleck, 2011, pág. 53).  
Esta ambivalencia acerca de la memoria,  nos lleva a la pregunta acerca de los crímenes, que en la historia humana han dejado una estela dolorosa y sangrante junto a los recuerdos, venganza, castigo y expiación.  Los monumentos a las víctimas se esfuerzan en gran medida por impedir el olvido, sin embargo es un intento difícil de sostener pues preservar cada detalle del pasado es francamente imposible. Casi siempre se recurre a ellos como promesa por que las generaciones nuevas no olviden los desmanes, matanzas, violaciones, etc… y con el objetivo de prevenir futuras barbaries. 
Los  monumentos dignifican a los muertos, buscan sosegar a los deudos y sirven como lugares de reflexión y de alguna forma como estrategia que busca hacerle frente a la falta de conmemoraciones oficiales. Es la voz de aquellos que han quedado y quieren plasmar en la consciencia colectiva un “nunca más”, es el punto de partida para cuestionarse, pues los monumentos fungen como eco de la atrocidad y evoca a las víctimas en la piedra. 
En algunos monumentos de gran tamaño que se han encontrado en lugares de las antiguas civilizaciones,  se ha olvidado qué es lo que conmemoran, qué simbolizan, qué victoria evocan o qué pérdida dignifican. En ese espacio vacuo de memoria, autoridad y referencia, surge un espacio que figura lo que se ha ido y nos recuerda la crudeza, con lo que se espera, nunca más  vuelva  a ocurrir.
El monumento pone al visitante en un escenario; por más simple que este sea, rompe las relaciones con lo habitual, hace que emerjan preguntas sobre los acontecimientos que conmemora; no obstante la experiencia sigue siendo ficcional, valiosa si, pero como símbolo. El monumento nos conmueve, registra un momento cruel, de implacable atrocidad y se propone honrar a las  víctimas; sin embargo,  no alcanza a representar el horror de una sola de las violaciones, vejámenes, torturas y muertes.  “El horror  no se puede leer  en toda su  magnitud. El suceso en sí es su propio monumento”. (Manguel, 2000, pág. 263. )
II
En febrero de 1997, bajo el mandato del presidente Ernesto Samper y la comandancia del general Rito Alejo del Rio, la brigada 17 del Ejército Nacional y con el apoyo de grupos paramilitares, llevaron a cabo  la Operación Génesis; obligaron a diez mil personas a  abandonar su territorio. Muchos fueron torturados y asesinados u obligados a presenciar actos viles a sus parientes o vecinos. Presenciar por ejemplo,  cómo mataban a sus hijos o los desmembraban para jugaban  fútbol con sus cabezas.
La operación fue diseñada con el pretexto de dar alcance a la guerrilla de las FARC; sin embargo, en varios documentos de Amnistía Internacional, y la página de la Organización Selvas[3], se afirma que la razón de la incursión no fue contrainsurgente sino con el ánimo de despejar el área para la producción agroindustrial de palma africana, es decir, que la verdadera preocupación era la tierra y no la guerrilla (Amnistía Internacional, 2002).
Estas comunidades ubicadas en el departamento del Chocó fueron desplazadas a Turbo y otras tuvieron que cruzar la frontera con Panamá; los que se dirigieron a Turbo, fueron recogidos por la policía y llevados a un coliseo deportivo  donde vivieron por tres años en condiciones deplorables; los que huyeron a  Panamá fueron alcanzados por la  guardia panameña y repatriados a una isla en la costa pacífica en la bahía de Cupica.
Los sobrevivientes se organizaron, nombraron líderes comunitarios que los representaran ante el gobierno con el propósito de dialogar. Algunas ONGs como Iglesia Intereclesial de Justicia y Paz, defensora de los derechos humanos, sirvieron de apoyo para organizar los puntos esenciales que se debían abordar con el gobierno y también como acompañamiento permanente para evitar más asesinatos; de esa manera crearon un pliego de peticiones conformado por varios puntos, de los cuales se destaca la reparación moral: “Que se hiciera público que el gobierno había sido el responsable del desplazamiento, así como editar un libro y construir un monumento donde reposaran todos los nombres de las personas que habían sido asesinadas en el desplazamiento” (Orejuela, 2008. Pág. 5)
Con el objetivo de construir  memoria histórica y de visibilizar lo que ocurrió, las víctimas levantaron dos monumentos que para las comunidades es de significado profundo pues se erigen como reconocimiento a lo sucedido. En Bahía Cupica se hizo un monumento en septiembre del año 2000 antes del retorno,  el cual fue construido para dejar constancia de lo vivido en ese lugar, y del anhelo para el reencuentro con los familiares desplazados en Turbo. Esto fue posible gracias a la donación de la ONG holandesa PAX.
Amnistía Internacional Holanda respondió al clamor de las víctimas y le pidió a una artista holandesa que hiciera un diseño de manera voluntaria. Amnistía pidió que una parte se hiciera  en un festival, por lo que mucha gente podría unirse a la toma del monumento y mostrar su solidaridad. La idea de cientos de manos que trabajan juntos fue el inicio del proyecto. Las manos de holandeses y chocoanos se unieron en una pared ahora de pie en el pequeño pueblo de Nueva Vida en medio de la selva. En la parte posterior de la pared, la gente de la Comunidad de Paz escribió un poema.
Dicho monumento  fue construido por las víctimas en la zona humanitaria de Nueva Vida en marzo de 2001 cuando decidieron retornar a sus tierras en Cacarica. Esa memoria, hecha concreto reclama hoy Verdad, Justicia y Reparación, “las de los contenidos construidos por la comunidad, no el vaciado por el discurso oficial para dar piso legal a la impunidad de los crímenes de lesa humanidad” (Comisión Intereclesial de Justicia y Paz, 2004).
III
El monumento (Ver anexo) construido con los fondos donados por la ONG PAX, comprende una pared y una escultura. Las medidas de la pared (Ver figuras 1 y 3) son 623x40x300cm; tiene varias manos en posiciones variadas (Ver figura 4) y con la palabra Respuesta. En la parte trasera de la pared hay un poema que dice: “Ayer nos desplazaron, nos asesinaron, nos desaparecieron. Ayer y hoy estamos juntos al lado de las manos del mundo resistiendo a la muerte y a la impunidad” (Ver figura 2)
En frente de la pared se ve una figura humana de cerámica (352x147x110cm), que trata de ponerse de pie, pero está atado; trata de liberarse de esta posición a la que se vio obligado a estar por sus verdugos, simbolizando su situación, su lucha por sobrevivir, lo que representa el orgullo, esperanza y consuelo (Jabli, s.f). Los habitantes, hombres adultos, mujeres, incluso niños, ayudaron a construir el monumento.
El monumento es obra de la artista holandesa Salwa Jabli, el cual incorpora los moldes de cientos de manos de ciudadanos holandeses y miembros de la comunidad del Cacarica, expresando así la solidaridad internacional con las víctimas de violaciones de derechos humanos y en particular, con las comunidades retornadas del Cacarica, aunado al proceso de resistencia de CAVIDA[4]. “La experiencia fue increíble”, manifiesta la artista en su página web y dice que no se puede contar con palabras. “Sin usar la violencia, la comunidad lucha por la paz, pidiendo a ambas partes que los dejen fuera del conflicto. Su territorio es neutral. Yo fui testigo de  su belleza, su dignidad y su pobreza (Jabli, s.f)
"Este monumento simboliza la atención con la cual la comunidad internacional acompaña la situación de esta población civil, que ya ha sufrido demasiado por haber sido forzosamente desplazada y por ser víctima de amenazas y de graves violaciones, por parte de grupos paramilitares aliados con las fuerzas de seguridad colombianas y de las fuerzas guerrilleras", declaró Amnistía Internacional, llamando la atención de los bandos en conflicto,  para que respeten el derecho de la población civil a la vida y a no ser involucrada en el conflicto. (Amnistía Internacional, 2002).
IV
Al revisar la poca información que hay sobre el monumento, se puede decir que más que un monumento a las víctimas es un monumento a la solidaridad. El personaje frontal representa a las víctimas, su cansancio y desesperación por salir de la calamidad; las manos del muro lo animan a  levantarse, y no solo son las manos de organismos internacionales sino de los mismos habitantes.
Sin embargo, surge la pregunta sobre el tema central  del monumento; la respuesta estaría en los mismos constructores, en las  víctimas de la Operación Génesis quienes dentro del pliego de peticiones al estado para su reparación y restitución, pidieron erigir momentos a la memoria de sus familiares y amigos; víctimas del ataque militar,  tal como lo comenta Orejuela en el recuento de los hechos; sin embargo, el estado nunca respondió a este clamor; de esta manera, la aseveración de Koselleck acerca del holocausto nazi: “El monumento debería ser inaugurado por la nación artífice de los asesinatos masivos y no por las víctimas supervivientes” (Koselleck, 2011, pág. 139), cobra  vigencia en la realidad nacional y apoya la teoría de monumento a la solidaridad internacional y el desinterés del gobierno en la realización del monumento como forma de reparación.
En nuestro país, la política de la  memoria se encuentra escindida de los grupos sociales y étnicos en conflicto, los desplazados y  víctimas pasivas de la violencia. Toda la política de reparación de las víctimas se  concentra en una restitución monetaria pero sin tener en cuenta que el dinero nunca podrá reparar el daño hecho; al ser desarraigados de su territorio, las comunidades afrocolombianas han perdido su identidad, todo aquello que los ancla a su pasado y a sus prácticas ancestrales. Bajo este panorama surge la pregunta de si son posibles formas de memoria consensuadas, colectivas.
La memoria mediática no es suficiente por más que los mass media ocupen vastos espacios de  percepción social.  “La estructura de la memoria pública mediática, vuelve  comprensible que la cultura secular (obsesionada con la memoria)  se vea poseída por el miedo, el terror y el olvido” (Huyssen, 2002, pág. 9); miedo que en nuestro país esta articulado con las miles de desapariciones, masacres y desmanes muchas veces perpetuadas por el mismo estado. Los sepulcros son importantes como fuentes de memoria, sin embargo, cuanto  más esperamos recordar a raíz del márquetin de la memoria, mayor  es el riesgo y la necesidad de olvidar. Si bien es cierto que se han realizado monumentos a las víctimas, estos son de carácter colectivo, como si así se borrara la historia de las historias colectivas pero que obedecen a situaciones y contextos diferentes.
La función que cumple la cultura de la memoria, es la de transformar la experiencia temporal, consecuencia del impacto de los medios sobre lo que percibimos; sin embargo la museificación reconoce la pérdida de identidad nacional y confía en su  compensación, que según Huyssen, no parece la excepción sino la regla. El ámbito político de las prácticas de la memoria sigue siendo nacional, no particular, y esto tiene implicaciones para la  tarea interpretativa pues las causas  de los  desplazamientos y asesinatos a lo largo y ancho  de nuestro país, no siempre concuerdan en su historia, situación que impide que el estado se responsabilice por los actos cometidos en el pasado.
Este panorama habla de una amnesia – o anestesia- colectiva, de una falta de capacidad para recordar y lamentar  la pérdida de  consciencia histórica, amnesia que de manera paradógica, esta relacionada con los medios, pues de la mano con el boom de la memoria, está el boom del olvido. Según Huyssen, las memorias comercializadas son memorias imaginadas y se olvidan más fácil que las vividas. (Huyssen, 2002. Pág. 8). La memoria y el olvido son indisolubles  en una especie de proceso psíquico del recuerdo [5]
V
En  nuestro intento por contrarrestar el miedo o el riesgo al olvido, nos apoyamos en la memorialización, que consiste en erigir recordatorios públicos y privados, los cuales parten ya sea de lo que creó el horror o de lo que inhibe llevarlo al recuerdo.  Esta maniobra está influenciada por los medios que dan vía a diversas formas de memoria; algunas veces en forma de monumentos; otras, como fotografías, pinturas, series de televisión, documentales y noticieros.
Para Virginia Wolff, por ejemplo, las fotografías que llegaban a América de los abusos de la autoridades españolas en la guerra civil , eran suficientes  para acercar la realidad de un pueblo en guerra, los cuerpos mutilados y los seres humanos irreconocibles  provocarían en el público un rechazo absoluto al enfrentamiento bélico; sin embargo, como señala Sontag , despolitizan el enfrentamiento por cuanto las fotografías que señalaba Wolff, tenían por objeto la solidaridad con la causa republicana, más que una oposición a la guerra. Con este ejemplo podemos suponer entonces que un mismo objeto puede ocasionar respuestas diversas. “Las fotografías de una atrocidad, pueden producir reacciones opuestas. Un llamado a la paz; un grito de venganza o simplemente la confundida conciencia, repostada sin pausa de información fotográfica, de que suceden cosas terribles” (Sontag 2003, 21). 
Muchos colombianos somos testigos de cómo el ritual habitual de contar los muertos del conflicto armado en noticieros y prensa, nos hace invulnerables al asombro y más bien se hace sorpresivo que el número en determinadas ocasiones no rebase los anteriores. Se nos ha formado un escudo que disfraza el dolor y la tristeza como una especie de defensa psíquica; nos quedamos inermes ante la desbandada de noticias nefastas y preferimos mantener una distancia, recordando las imágenes que quedan y no lo que hay detrás de ellas, quedamos inermes ante el dolor de los demás y sin saber qué hacer con el saber que aportan los monumentos acerca del sufrimiento lejano.
 El exceso de imágenes recibidas cotidianamente contribuye a la insensibilización de los  espectadores. Esos monumentos e imágenes hablan de nuestra propia muerte, por eso es preferible cambiar el canal, pasar la hoja del diario rápido o simplemente contemplarlas como si de ficción se tratara.
El monumento se convierte en un instrumento pedagógico para estimular  la reflexión y la crítica en los visitantes, además de abrir posibilidades de contemplar sentimientos acerca de la vida pues es inevitable no pensar en la propia muerte cuando se está ahí (Korstange 2011, 425). El monumento es una plétora iconográfica que conmueve, emociona e instruye; no obstante, no nos hablan de su dolor e historia sino del dolor que sufrimos o podemos llegar a sufrir.
La vergüenza y la conmoción  se dan por igual al ver el acercamiento de un horror real, da igual la fotografía o un cuadro, dice Sontag, a lo cual sería posible agregar los monumentos, pues no en vano los sitios de mayor concurrencia turística son aquellos donde se remembran episodios trágicos ya sean estos ocasionados por la naturaleza o la mano del hombre, y donde las personas tienen la posibilidad en diferido del encuentro con los objetos y atmósferas de aquellos que  vivieron los hechos.
En el caso del monumento a las víctimas en Cararica, es notable el desconocimiento que hay de las entidades gubernamentales;  el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación no tiene conocimiento de los monumentos erigidos en nombre de las víctimas de la Operación Génesis, ni siquiera de las ONGs que han acompañado su proceso de duelo  y recuperación, a través del consejo jurídico y los artistas que fueron a realizar, junto con la población, los monumentos.
Así las cosas, nos encontramos con un panorama descorazonador para las víctimas pasivas del conflicto armado colombiano, pues es el estado el responsable inmediato del conflicto y la reparación, y a la vez, ente que debería impedir que estos actos violentos ocurrieran. Nosotros desde la televisión, seguimos viendo  pasivos los hechos que ocurren en lugares apartados del país, como si no fuera con nosotros; como si su historia no fuera la nuestra, creamos ilusiones del pasado,  y atrapados en el  presente, desplazamos nuestro miedo al futuro y transformamos la experiencia  temporal a partir  del impacto de los  medios sobre nuestra percepción y sensibilidad. Cuando integramos los actos del conflicto armado en una sola obra conmemorativa, no silenciamos las voces pero  si reducimos con pasmosa indiferencia la  singularidad de  los hechos, fundiendo así los millones de rostros y nombres  en un único emblema sin nombre ni rostro.
Quedan  los monumentos sembrados en la tierra con un halito letal, convertidos en eternos puntos de retorno, de los cuales estamos condenados a empezar. Lo único que deberíamos aprender de los actos violentos y homicidas es que el mal no tiene cómo compensarse; que la experiencia de los otros puede ser repetida en nuestra propia piel, y  que aunque las obras conmemorativas nos  ayuden a  tocar el pasado y a penetrar  en el horror, nunca podrán representar el espanto de la experiencia del otro pues el dolor, agonía y martirio es exclusivo de las víctimas. No se puede representar lo irrepresentable, sin embargo, los monumentos a las victimas deberían ser un ejercicio de auténtico recuerdo y reflexión, deberían hacernos recordar que conjugamos un todo y que sobre todo la obra nos obligue a confrontarnos, a abrir espacios de diálogo y  comprometernos a que nunca más se repita la historia.










Anexo

(Fig. 1)

(Fig. 2)
 (Fig. 3)  (Fig. 4)
Referencias Bibliográficas

Amnistía Internacional. (2002). Documento - Colombia: Inauguración de Monumento de Solidaridad Internacional con las Comunidades de Cacarica.  Disponible en http://www.amnesty.org/es/library/asset/AMR23/022/2002/es/f6fb8d3d-d88a-11dd-ad8c-f3d4445c118e/amr230222002es.html
Barthes, Roland.(2011).  La Cámara Lúcida. Paidós Ibérica
Jabli, S. (s.f). Respuesta, Memorial commissioned by Amnesty International. Disponible en http://www.salwajabli.com/index.php?page=projects&lang=en&project_id=1&project_name=respuesta
Koselleck, R.(2011). Modernidad, Culto a la Muerte y Memoria Nacional. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales: Madrid
Korstanje, Maximiliano.(2012) Dark tourism and the process of resiliency post disaster contexts. A new alternative view, disponible en  http://www.eumed.net/rev/turydes/13/mek2.html
Manguel, A. (2000). Leyendo Imágenes, La imagen como memoria. Grupo  Editorial Norma: Bogotá
Huyssen, A. (2002). En busca del futuro perdido. Fondo de Cultura Económico, Goethe Institut
Orejuela, J. (2008). Rap desde la selva, una herramienta de construcción de paz. Disponible enhttp://escolapau.uab.cat/img/programas/musica/construccion_paz_jeferson%20orejuel_.pdf
Silva, P. (2008). Se muere cuando lo olvidan. Arcadia: Periodismo Cultural N°35 (agosto 2008) págs. 22-23






[1] Mnemosine es una titánide hija de Gea y Urano y madre de las nueve musas que engendró con Zeus
[2] Existe una diferencia muy importante entre víctima activa y victima pasiva. La victima activa es el mártir, aquel que pierde su vida por defender una causa. La victima pasiva es la inocente, aquella que no tuvo oportunidad de escoger.
[3] SELVAS.org Observatorio es una realidad privilegiada de la región andina. Privilegiado porque no está atada a la información de mercado y por lo tanto no tiene que satisfacer una necesidad de las ventas o jugador, pero tiene como objetivo la difusión de noticias, eventos y hechos de los medios de comunicación tradicionales no son tratados - o tratados folclore y superficial - pero que son de gran valor tanto para los derechos humanos y por tanto las estrategias geopolíticas de la región. Los Andes son el centro de muchos eventos  económico, político y social que requieren, en nuestra opinión, una atención especial y el compromiso informativo vigilante y constante. (Selvas, 2001)
[4] Las Comunidades de Autodeterminación Vida y Dignidad del Cacarica llevan cinco años de organización comunitaria y acción por un retorno digno después de su desplazamiento a principios de 1997. Llegaron a acuerdos con el gobierno para asegurar que las autoridades tomasen medidas para garantizar la seguridad de la población retornada, incluyendo el control de los puntos de acceso a su territorio para evitar posibles incursiones de guerrilleros o paramilitares. Ante ambas partes del conflicto las comunidades han insistido en que se respeten sus territorios, ya que la presencia de cualquier actor armado dentro de éstos puede poner en peligro la seguridad de las comunidades. Esta petición ha sido rechazada por ambas partes en el conflicto con acusaciones de que esta insistencia representa un apoyo implícito al enemigo. Pero tanto las fuerzas armadas, con sus aliados paramilitares, como los grupos armados de oposición, se han negado a respetar el derecho internacional humanitario, y las amenazas, abusos y violaciones de derechos humanos han continuado  (Amnistía Internacional, 2002)
[5] Huyssen afirma que la memoria es una forma de olvido y el olvido, una forma de memoria, y que en tiempos de una cultura saturada de medios, el exceso de memoria crea sobrecarga y de esa manera la memoria corre peligro de implosión, lo  que dispara el temor al olvido (Huyssen, 2002. Pág. 9)