Performances que ponen los pelos de punta

Fotografìa de Dolores Marat




Por
Paula Gòngora
Especial para La Moviola


Para ese entonces los medios de comunicación me tenían aturdida con una noticia que había levantado ampolla en más de un espectador. En el marco del VII Encuentro del Instituto Hemisférico de Performance y Política que se llevó a cabo en la Universidad Nacional, la artista cubana Tania Bruguera repartió cocaína a los asistentes del evento, como parte de su propuesta. Esta obra de “arte político” terminó convirtiéndose en un lío judicial que me hizo cuestionarme acerca de los límites de las intervenciones artísticas.

Desde ese momento, quise conocer algunas de las experiencias más fuertes desde el campo del performance y justo el año pasado cuando iba a proponer un tema para la revista en que trabajo, me encontré con algunos casos que terminaron por ponerme los pelos de punta.

Más allá del prejuicio o el señalamiento que pudieron suscitar en públicos universales, estos actos fueron grandes descubrimientos al permitirme comprender los alcances de un artista dispuesto a explorar cualquier espacio o estado.
El performance es entendido como una alternativa de expresión artística liberada de convenciones estéticas y espaciales. A través de la intervención escénica, el cuerpo del artista se convierte en unidad autónoma que otorga valor al gesto, al movimiento y a la acción humana.
Haciendo un recorrido en la historia me encontré con performances que desde 1957 hasta 2007 han despertado reacciones controvertidas en el mundo entero.





“Salto al vacío” de Yves Klein (1960)
Como una de las primeras manifestaciones retratadas de performance, este artista francés aborda temas como la nada y el vacío, manifestando su deseo por desmaterializar el arte y convertirlo en interacción de cuerpo y espacio. “Salto al vacío” es una obra en la que el artista se lanza desde una ventana como una manifestación extrema de sensibilidad artística.
“Prueba de Resistencia” Günter Brus (1970)
Este artista vienes desarrolló acciones artísticas basadas en el dolor, el masoquismo, la destrucción y la intervención agresiva al límite. En “Prueba de resistencia”, Brus corta su cuerpo con cuchillas de afeitar, maltrata sus heridas, bebe su orina y revuelca bruscamente el cuerpo malherido en el suelo. Basándose en la política de la experiencia, este artista aborda temas eróticos y sexuales con una alta carga expresionista, dejando en claro la pasión que le despierta la belleza dramática.
“Posición de lectura para una quemadura de segundo grado” Dennis Oppenheim (1970)
Usar el cuerpo como vínculo físico para transmitir experiencias sensoriales, es la premisa del estadounidense Dennis Oppenheim. En 1970 hizo el performance más reconocido de su carrera, durante cinco horas se expuso al sol acostado en la arena con un libro sobre el tórax, la mayoría del cuerpo había sufrido quemaduras a excepción de la zona donde había reposado el libro. Esta obra es una ironía a las nociones de ocio y a las formas exageradas en las que el hombre re-plantea los espacios de esparcimiento.
Cris Burden: “Shoot” (1971)

Basando sus acciones en conceptos de peligro y catástrofe, este artista de origen californiano hace una denuncia a las problemáticas de tipo bélico, social y ecológico.
“Shoot”, es un performance en el que Burden recibe un disparo de bala calibre 22 en el brazo izquierdo. En presencia de pocos espectadores se llevó a cabo este acto que tenía como objetivo suprimir los instintos de prevención y tensión de todos los presentes.

“Escalada no anestesiada” Gina Pane (1971)
Este performance es una denuncia al terror, la violencia, las agresiones y los peligros. Haciendo un señalamiento a un mundo insensible frente a la problemática social su obra re-plantea el significado de experiencias dolorosas. “Escalada sin anestesia” es un performance en el que la artista asciende, descalza y sin guantes en las manos, una escalera metálica con puntas de acero.
Interesada en estudiar los movimientos, gestos y sonidos producidos durante el ascenso, Gina plantea una vez más su interés por explorar las debilidades del cuerpo, basándose en la herida como concepto argumental de su obra.
“La Reencarnación de Santa Orlan” Orlan (1990)

Esta artista francesa auto canonizada como Santa Orlan, basa su obra en la constante transformación del cuerpo. Durante este performance se somete a una serie de operaciones estéticas que son transmitidas vía satélite en diferentes museos del mundo. Con el deseo de unificar en su cuerpo las características de siete mujeres ideales, elige la barbilla de la Diosa Venus de Botticelli, la frente de la Mona Lisa de Leonardo, la boca de Rape of Europa de Boucher, los ojos de Pysche Gerome y la nariz de una escultura de Diana, antigua Diosa romana.
Su primera cirugía estuvo ambientada por música, poesía, crucifijos, frutas y flores previamente esterilizadas. Todo en un marco de constantes mutaciones que sustentan su obra entre la vida y la muerte, la inspiración y la locura.
"En vitrina" Maria Teresa Hincapie (1990)
Durante tres días consecutivos por un periodo de ocho horas, la artista Teresa Hincapié se dedicó a limpiar la vitrina de un local ubicado en el centro de Bogotá, asumiendo los roles típicos de una mujer trabajadora y seductora. Mientras barría, trapeaba o limpiaba, escriba mensajes con un lápiz labial en los ventanales, generando interacción con los transeúntes que se detenían a observar el acto.
Esta obra se insertó en la cotidianidad de una ciudad agitada, planteando reflexiones en torno al papel de la mujer en la vida actual.
"En vitrina" Maria Teresa Hincapie (1990)
Durante tres días consecutivos por un periodo de ocho horas, la artista Teresa Hincapié se dedicó a limpiar la vitrina de un local ubicado en el centro de Bogotá, asumiendo los roles típicos de una mujer trabajadora y seductora. Mientras barría, trapeaba o limpiaba, escriba mensajes con un lápiz labial en los ventanales, generando interacción con los transeúntes que se detenían a observar el acto.
Esta obra se insertó en la cotidianidad de una ciudad agitada, planteando reflexiones en torno al papel de la mujer en la vida actual.
“Teatro de Orgias y Misterios” Hermann Nitsch (1998)

Este artista inscrito en la corriente de accionismo vienés, basa su obra en rituales colectivos donde manipula, maltrata y sacrifica animales. Bañados en sangre o manipulando excremento, el artista pretende alcanzar estados de catarsis. Combinando la práctica perceptiva y las experiencias repulsivas producidas por descuartizamientos, crucifixiones y actos altamente sangrientos. Entre los años 1962 y 1998 llevó a cabo 100 actuaciones, la última de ellas en 1998 durante seis días consecutivos en el castillo barroco, en el noreste de Austria.

“Eres lo que lees” Guillermo Vargas (2007)
El artista costarricense Guillermo Vargas, más conocido como Habacuc, pretendía rendir un homenaje a Natividad Canda, que murió tras el ataque de dos perros rottweiler. En su obra fusionó varios elementos, como el himno Sandinista al revés, una frase escrita con concentrado para perro y un perro atado que murió de hambre durante la muestra. Aunque las reacciones del público en general fueron de rechazo al acto, el artista sostuvo que lo importante era demostrar la hipocresía de la gente que valora al animal hambriento en este espacio, pero lo ignora a diario en las calles.

En esta exploración por muestras del arte universal, viajando en una línea cronológica ascendente que me permite descubrir la esencia inagotable pero renovable del arte, éstos sólo fueron algunos de los performances que me lograron poner los pelos de punta.

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