The borderlands/La Frontera

Portada del libro Borderlands





Por
Marìa Josè Casasbuenas
Docente

Medios Audiovisuales



¿Por qué me siento tan obligada a escribir? Porque la escritura me salva de esta complacencia que temo. Porque no tengo otra alternativa. Porque tengo que mantener vivo el espíritu de mi rebeldía y de mí misma […] Finalmente, escribo porque temo escribir, pero tengo más miedo de no escribir.
Gloria Anzaldúa.




En agosto del 2011, me inscribí en un curso denominado “Diálogos entre la mestiza y la cyborg” como parte de mis estudios de posgrado. Más que conocer la trayectoria de las autoras que se trabajarían en el seminario, el nombre de la propuesta me pareció atractivo. Luego, al comenzar a indagar sobre las autoras que trabajaríamos en el seminario, Gloria Anzaldúa y Donna Haraway y acercarme a sus textos, descubrí otras narrativas que desde los feminismos y los estudios culturales de la ciencia han ofrecido alternativas potentes y transformadoras para las mujeres que, no solo me seducen profundamente sino que han generado una serie de confrontaciones con mi ser mujer en estas latitudes del sur, reflexiones que me han llevado a preguntarme por los poderes invisibles que han colonizado mi cuerpo y mi espíritu, en particular la lectura The bordelands/la frontera. The New mestiza, texto de la chicana, poeta comprometida y rebelde, figura central para el pensamiento de frontera contemporáneo.






Aproximarse a la obra de Gloria Anzaldúa nos introduce en un espacio de límites heteróclitos en el cual emerge The Borderlands. Esta frontera, que opera en diferentes dimensiones —sociales, económicas, culturales, lingüísticas, naturales y simbólicas—, configura las condiciones particulares de existencia para algunas personas, condiciones marcadas por la opresión, la exclusión y la violencia. Es en este contexto en el que crece Gloria Anzaldúa, hija de mexicanos/chicanos de origen campesino, habitantes de lo que en la actualidad conforma el estado de Texas. Es allí que esta mujer formada en inglés y educación, quien desde temprana edad tuvo un fuerte sentido de quien era, de sus capacidades, de la justicia (1999:38), se vincularía a los movimientos campesinos en el sur de Texas y participaría en las protestas y la lucha por los derechos civiles en los años 60. En este espacio comenzaría el despertar de su conciencia como mujer trabajadora y su militancia. En la siguiente década y luego de terminar sus estudios abrazaría al feminismo, empero, cierto malestar, cierta sospecha que una parte de la lucha era omitida, la llevaría a acercarse al movimiento de migrantes chicano y a las feministas de color.
Aunque la frontera a la que esta autora se refiere, y de la cual, reconstruye y propone una nueva historia está geopolíticamente localizada a lo largo del Rio Bravo, sus reflexiones sobre la frontera se extienden a aquellos límites impuestos por las diferencias de género, de raza, de identidad, de clase; limites que conforman los marcos de pensamiento androcéntrico, blanco, sexista y heterosexual y que operan dentro de un esquema binario propio del pensamiento moderno occidental. Limites que definen lo normal y lo anormal, lo legítimo e ilegítimo, lo peligroso y lo seguro, que establecen la diferencia. Sin embargo, para Anzaldúa, The borderlands es el escenario en el cual puede surgir un nuevo sujeto social marcado por una conciencia Mestiza.
Este lugar fronterizo y esta conciencia mestiza que la conforma, atraviesa todos los aspectos de su existencia, particularmente su escritura. Escritura que constituye un espacio vital que refleja la inestabilidad de los límites, los cuales ella cruza constantemente, que es un acto de supervivencia y de transmutación. Transitando entre la literatura y la producción teórica, entre la poesía y la prosa, entre el inglés, el spanglish, el español, el náhuatl, tex mex -lengua bastarda-, construye una narrativa en la cual retoma figuras ancestrales de la cultura mexicana como Coatlicue, la virgen de Guadalupe, la Llorona para resignificarlas desde una perspectiva feminista. En sus líneas convergen sus experiencias personales, el testimonio de sus mayores, estribillos de corridos norteños, anécdotas con sus estudiantes, múltiples voces que se articulan en un relato que nos muestran la espesa red de significaciones que configuran este espacio fronterizo.
Para Anzaldúa, “hablar en lenguas”, su opción por una escritura multilingüe y por la reescritura de la historia de la constitución de la frontera México-estadunidense, hace parte de su estrategia política al visibilizar epistemologías “otras” y proponer alternativas de pensamiento en y desde los intersticios para cuestionar e intervenir el discurso hegemónico euro/logo/centrado.
“…I am participing in the creation of yet another culture, a new story to explain the world and our participation in it, a new value system with images and symbols that connect us each other and to the planet. Soy un amasamiento. I am an act of kneading, of uniting and joining that not only has produced both a creature of darkness and a creature of light, but also a creature that questions the definitions of light and dark and gives them the new meaning” (p.103)
Es por ello que la propuesta de Anzaldúa constituye un aporte enriquecedor para las epistemologías feministas (y) “otras” (de color, chicana, lésbicas) y queer, al conjugar en su relato su posición como mujer, lesbiana y chicana, ofreciendo alternativas al pensamiento binario con la figura y la emergencia de una nueva identidad mestiza y su pensamiento de frontera. La Frontera, más allá de ser una línea que divide y separa como tradicionalmente se había definido, para Anzaldúa crea nuevos espacios intersticiales que posibilitan otro tipo de relaciones, de articulaciones, de conocimientos, de identidades y que puede constituirse como un espacio para la resistencia.
A lo largo de su relato, la bestia de la sombra, la voz rebelde de Anzaldúa se manifiesta para proponer su crítica cultural. Una crítica al genocidio que representó la invasión española liderada por Cortés en territorios americanos, a la expansión colonialista de los Estados Unidos y la imposición hegemónica blanca sobre este territorio usurpado, pero también una crítica a los aspectos de la cultura androcéntrica y heteronormativa mexicana, que a lo largo de los últimos cuatro siglos ha promovido la opresión de las mujeres y por extensión de “los otros”.
Es por ello, Anzaldúa afirma “Ya no sólo paso toda mi vida botando las costumbres y los valores de mi cultura que me traicionan. También recojo las costumbres que por tiempo se han probado y las costumbres de respeto a las mujeres”(p.37), y nos invita a entrar en el estado Coahtlicue, a despertar la Sombra de la Bestia que habita en cada una de nosotras en vez de silenciarla, alertándonos sobre los miedos, las angustias, los temores a ser rechazadas por la cultura/la madre/la raza, pero mostrándonos como a partir de este ejercicio de resistencia se puede constituir un espacio fronterizo que emerge de una conciencia mestiza para la libertad y la emancipación.
En los análisis desarrollados por Anzaldúa – como por Haraway- ponen en evidencia cómo las relaciones de género son construidas histórica y culturalmente desmarcándose de interpretaciones y posturas de carácter esencialista. En los análisis desarrollados por Haraway sobre la emergencia de la “vida experimental” observa cómo la ciencia ha sido una de las tecnologías centrales en la producción de género en occidente (2004). En el caso de Anzaldúa, se resalta como con los procesos de conquista y colonización de los territorios indígenas por los españoles fueron modificadas las relaciones entre hombres y mujeres en la cultura azteca: “The aztec female rites of mourning were rites of defiance protesting the cultural changes wich disrupted the equality and balence between female and male, and protesting their demotion to a lesser status, their denigration”.Y aunque los lugares de enunciación de estas dos autoras son diferentes —y podría pensarse que casi opuestos— una haciendo parte de la elite académica estadounidense, blanca y de clase media, la “otra” escribiendo desde los márgenes, mestiza y de origen campesino, ambas mujeres proponen críticas que ponen en cuestión y entran en tensión con las propuestas del feminismo blanco, al tener en cuenta en sus análisis culturales una perspectiva interseccional donde se articulan las relaciones de género con otras variantes como la raza, la clase, la sexualidad, el parentesco, etc
La reelaboración de la categoría de la frontera desde diferentes posturas críticas ha posibilitado también la revisión de otras categorías como las de identidad y espacio, reconfigurando las nociones hegemónicas de estos términos. Estas operaciones han conducido al cuestionamiento de las formas como se produce y se gestiona el conocimiento así como los mecanismos de legitimación del mismo. Son muchos los puentes y las articulaciones que ha propiciado la obra de Gloria Anzaldúa con y entre diferentes diversas perspectivas teóricas que reflexionan críticamente sobre la cultura y la realidad contemporánea, se denominen estas teoría de frontera, teoría feminista, teoría queer, teoría decolonial o estudios culturales. Su reflexión y reconceptualización de la frontera, no como una línea divisoria sino como un lugar posible para la producción teórica y la enunciación política, un espacio de y para la experiencia y un territorio de resistencia a los poderes hegemónicos, ha sido un aporte significativo y dinamizador a la reflexión social contemporánea.
Finalmente, quisiera decir que en estos momentos, en que las prácticas de censura y de control están en el orden del día, prácticas que están más cercanas al ostracismo de la inquisición, donde las brujas y los libros eran quemados, más que a los principios promovidos por la idea de democracia libertaria (no liberal!), como bien lo ejemplifica el proyecto de ley que hace algunas semanas fue aprobado en Estados Unidos donde se prohíbe la utilización de los textos enmarcados en los “estudios étnicos” en Arizona por considerarlos no objetivos y antiestunidenses, considero más que nunca necesarias la voz de Anzaldúa y de otras mujeres que como ella, que nos invitan a reflexionar y a reaccionar sobre la realidad y sus violencias. Y al igual que para Gloria, estas líneas surgen de mi temor por escribir, pero sobre todo por mi temor de no hacerlo.


Bibliografía.
Anzaldúa, G. (1999) The Borderlands. La Frontera. The New Mestiza. Aunt Lute Books. Segunda Edición.
__________(1988) Hablar en Lenguas. Carta a las escritoras tercermundistas. Recuperado el 1 de octubre de 2011 de http://www.mulheresrebeldes.org/Lesbianidades/Gloria%20Anzaldua/Una%20carta%20a%20escritoras%20tercermundistas.pdf
HARAWAY, D. (1995). Conocimientos situados. En Ciencia, cyborgs y mujeres. La Reinvención de la naturaleza. Madrid. Ed. Cátedra.
______________(2004). Testigo_Modesto@ Segundo_milenio. HombreHembra©_conoce_oncoraton®. Barcelona. Editoria UOC.
JOYSMITH, C (1993). Ya se me quito la vergüenza y la cobardía. Una plática con Gloria Anzaldúa. En Debate feminista. Recuperado el 1 de octubre de 2011 de http://www.debatefeminista.com/PDF/Articulos/yaseme1117.pdf

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