UN LUGAR PREPARADO PARA TI TE ESPERA AL CALOR DEL PERDON!

obra de Josè Alejandro Restrepo



A propósito de las variaciones en el purgatorio de José Alejandro Restrepo.



Por
Sangrona
Especial para La Moviola




El purgatorio, un lugar para redimir los pecados.
¡Tú has obrado mal!
Tú tendrás que caminar largas horas y encontrar al guardián.

Con estas palabras el padre Gustave Dore convenció a las almas que buscaban explicación para sus desgracias y amablemente las condujo por el laberinto del perdón. En los muros de las lamentaciones las almas errantes leían y escuchaban voces que las atormentaban y confundían, pues el padre Dore les había prometido misericordia….

Las almas arribaron en una piscina aparentemente desierta, el agua vibraba intensamente con el sonido que se incrementaba de unas voces que quizá pertenecían a unos burócratas y dirigentes que se perdieron en busca del cielo. Las voces estaban acompañadas de un narrador, tal vez el guardián:

Voces:

Pido perdón a la sociedad civil (Eco).
Gritan voces feroces que no son inocentes de ninguna culpa,
Que cargan muertes en su espalda corroída por la impunidad.
¿Pedir perdón?, en medio del silencio del agua que burbujea con cada crimen.
En medio de un mar de cuerpos fríos que reman con cruces para llegar pronto a la orilla de la inmensa piscina roja.

Al oír estas palabras las almas corrieron en direcciones contrarias y asustadas de tanto horror, Se preguntaban si estaban en la dirección correcta y si el padre los había engañado. Algunas almas se ahogaban en las ondas y otras se perdieron en el gran laberinto de la justicia. La voz del narrador tal vez el guardián seguía sonando en el espacio:

Guardián – Narrador:

Las ánimas pútridas del purgatorio jurídico corren avergonzadas.
Gritan esperanza y perdón.
Solo son palabras que agreden los oídos.
Un dirigente, un agente, no puede dirigir su alma ni conducir su mente
Entonces, se hunde entre las oscuras tinieblas de su negro ser
De su sangre oscuramente consagrada.

Pocas de las almas que empezaron su búsqueda continuaron por el camino prometido, después de tanto andar llegaron a un gran salón decorado con finos ornamentos y lujosas sedas rojas. En una mesa les esperaban uvas y copas de cristal, las almas se esperanzaron y volvieron a confiar en el padre Dore.



Guardián – Narrador:

Muchas cruces decoran sus salas y sus fincas.
Las condecoraciones le cuelgan de sus trajes como las babas de su boca.
El sagrado corazón de Jesús los acompaña siempre y les da fuerza para crucificar a los indeseables, para pedir perdón y olvidar.


Las almas de saciaron y ebrios se perdieron en el infinito cosmos lejos del camino al cielo, lejos del camino indicado por el padre Dore. El silencio y la humedad de aquel lugar las inquietaba.

Un ojo en un estrecho.
Agujero húmedo y tibio que mira con fina e inquietante atención el universo.
Ese hueco negro y húmedo palpita al ritmo de la humanidad.
En un espacio en donde todo y nada cabe, la estreches manda.
Es un estado erótico que rige el cosmos.
Luces en medio de la inmensa oscuridad hacen brillar una pupila azul.
Una huella oprime y succiona leche cósmica.
Un espeso movimiento.
Una fija mirada.


¿Será el purgatorio un lugar de consumo?

¿Estáis todos vigilados y castigados por el ojo divino?


Multitudes de gente se derrite en el silencio, les prometen que nunca estarán mezclados en el purgatorio. Tan solo unos centavos y gozarais del país del nunca jamás!.

Guardián – Narrador:

Finalmente en una piscina dejo mis palabras.
En una piscina proyecto las cruces y extiendo mi cuerpo abatido y muerto.

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