A LAS PUERTAS DE UN MAR ABIERTO









Por
Diana Ovalle
Corresponsal La Moviola
Roma (Italia)







La necesidad de mirar la historia, es la posibilidad de encontrar las huellas de un trasegar que se funde con el nuestro y describe la memoria del ser humano.

Entre antiguo y moderno, la discrimaciòn se sienta sobre nuestros anteojos deshechando las cualidades y la memoria que ha construido lo que somos ahora, por èsto, reanimar el viento que soplò los cielos del ayer, es traer pegados a una cometa la “memorabilia” que somos desde el principio hasta el infinito.

Siguiendo a unos cuantos metros de distancia los muros del Museo Abatellis de Palermo- http://www.regione.sicilia.it/beniculturali/palazzoabatellis/- , me pregunte si lo podria ver, si estarìa ahì y como se encontrarìa . Era un azùl imposible de olvidar, imposible no amar y devorar al infinito. Era tanta èsta persistencia que los pasos recrearon un vaiven de frenesì , siguiendo los pasillos, escaleras, tuneles y salas del mismo museo.

El fresco “Il trionfo della morte” (El triunfo de la muerte) de autor anònimo terminado en 1412 es una figuraciòn iconografica del medioevo que describe –al parecer- la peste negra (bubònica, neumònica o septisemica) del 1348, (atribuida por algunos a vapores subterraneos y por otros a animales de los barcos que atracaban constantemente y que venìan del paìs de Sherezade ) describe el encuentro del hombre con la historia del juicio universal y desprendiendonos del contexto religioso al cual se asocia, tratarìa sobre la muerte religiosa o laica.

De 600x642 cm, èste fresco se abre defrente a nuestra mirada como un collage de imàgenes descubriendo en cada fragmento que la compone, color, linea y forma, un evento absoluto que desgarra la mirada. Cercano a Pisanello el pintor en el mismo plano bidimensional (como es el dibujo o la pintura), dispone la escena dividiendo cada espacio para un acciòn que contemporaneamente crea el complejo del conjunto. “Il trionfo della morte” rompe y domina el mismo eje central que delinea la figura de la muerte; un esqueleto humano que monta un esqueleto de a caballo, el cual galopa con toda su vitalidad sobre la escena que ve el sacrificio y dolor de la muerte de estos hombres. Como una fàbula, el fresco cuenta la historia de un evento y a travès de su simbologia (macabra y expresivamente cruel), éste explica al hombre el proprio pensamiento y sentimiento que se deshace dentro la experiencia que vive el ser humano.

Rodeado por distintos personajes, son las expresiones y su composiciòn una sìntesis que enuncia entre trazos del gòtico, una alegorìa de la guerra y de la miseria humana, que siglos desùes construiria Pablo Picasso en el “Guernica”(1937) .

Estos pasillos del ahora Museo Abatellis de Palermo , que una vez hicieron parte de la residencia del rico mercader Francesco Abatellis en 1490 y que en 1526 se “convierten” en convento de las monjas dominicas (quienes se agruparon por primera vez en el sur de Francia en 1206) y en 1943 sobreviven con dificultad a la bombas de la segunda guerra mundial, toman el nombre de la Galeria Nacional de Sicilia “Palazzo Abatellis” en 1954; la cual conserva hasta el dia de hoy la gran colecciòn de obras de arte (pinturas, esculturas y artes decorativas) de la misma regiòn desde el siglo XII hasta el XVII .

Siguiendo las luces y movimientos de la misma estructura se descubre la mano del arquitecto Carlo Scarpa, (premio Olivetti de arquitectura 1956 y creador del inolvidable cementerio de Brion) el cual participò directamente en la organizaciòn del edificio, disponiendo la edificaciòn y las obras como un ùnico cuerpo, porque son las luces y los espacios mismos, quienes llevan a el camino que se abre para llegar a las obras; como un narrador , el mismo arquitecto, debìa entender la razòn de la construcciòn y dar la posibilidad de encontrar el espacio que la acoge.

Las salas se abren y las obras se presentan en medio a esta tierra contaminada de culturas greca, arabe y española donde el color del mar inunda el reflejo de un sol ardiente y sereno, que detràs de la noche se lleva consigo los rastros de un historia llena de arte y recuerdos..

Marcando el tiempo con los pasos por un encuentro, me detengo frente a algunas obras: el Busto de Dama noble (Eleonora de Aragona) de Francesco Laurana ( 1490-1495) , descubriendo en la piedra centellas de làgrimas en pos al sol, Retrato del jovencito de Antonello Gagini ( 1498-1507), donde el rostro se divide entre cantos y una sonrisa envuelta en el oro; el Triptico Malvagna del 1511 de Jean Gossaert nombrado Mabuse ( como el personaje del novelista Norbert Jacques de quien Thea Von Harbour adaptara su novela al cine y Jesus Franco el director español dirgiera otra versiòn fìlmica) , pintor flamenco que descubre con la miniatura la tinta de un color saturo marcando el detalle con un palpitar feròz .

L'Annunziata (La Anunciaciòn) de Antonello da Messina (1474-1477) que en el 2006 habia capturado la ciudad de Roma con la exposiciòn “Antonello da Messina”en las salas de – Le Scuderie del Quirinale-; un evento que dejo en cada persona el perfume de un sueño y el viento persiguiendo los labios.
Nos encontramos ahora al pintor siciliano Antonello de Messina ( siguiendo la costumbre de los italianos de seguir su nombre con el lugar de nacimiento ) quien ha sido la punta de una estrella que hoy seguimos como el firmamento del cielo.

L'Annunziata es una de las obras magnas del pintor por su factura y madurèz, Antonello a travès de esta obra, crea la imagen de un cuerpo absoluto, no en cuanto al sujeto, sino a la totalidad de la pintura.Como imagen ideal, colma de significados y matices acercàndonos a una oraciòn que se desprende de la predica para ser acciòn. Vive en los años de la cultura humanista florentina contemporanea a su vez la flamenca y desde Sicilia, se traslada a Nàpoles bajo la corte de los Aragon donde podrà conocer las obras que vienen desde Flandes las cuales influiran para siempre su misma pintura; alli verà los originales de su mayores exponentes como Roger Van der Weyden (1400-1464) y Jan Van Eyck(1390-1441) , el cual serà uno de los puntos cardinales del pintor.

En este mismo ambiente seguirà el taller de Colantonio, artista reconocido del lugar y de la corte hasta el 1455 donde de regreso a Messina, Antonello seguirà su busqueda: la correlaciòn de la luz, la perspectiva y la figura; de estos años se descubre Salvator Mundi(1465) y mas adelante se reconocerà su acercamiento hacia Piero della Francesca, contemporaneo al pintor que dà al concepto de espacio y volumen-perspectiva y figura, un valor conjunto donde la luz que en della Francesca se reconstruye como divino-teorica, en Antonello serà tambien natural, siguiendo a su vez las influencias flamencas que capturan la atenciòn por el detalle y la misma naturalidad del conjunto o sujeto que sea.

El ultimo paso que complementarà las bases de Antonello sucederà en Venecia donde realizarà en el 1475 la Pala di San Cassiano, y donde encontrarà a Giovanni Bellini, el cuàl a su vez se alejaba de la catedra de Andrea Mantegna para acercarse al problema espacial de Piero della Francesca.

De Messina no solo se ocupa del espacio, las formas, la luz o el color, estos elementos entran como razòn y fruto del pensamiento, dentro de la cultura humanista donde relaciona profundamente el mismo mensaje y lleva consigo una raiz que parte del intelecto para dar credito a la fè y al mismo credo.


El pintor o artista comienza a ser un hombre liberalis, es decir libre de actuar, escoger y pensar el sujeto que desea, reconocerse y expresar no solo su acto mecanico sino su intelecto y la pintura como la escultura (en el mayor de los casos), son el lugar donde descubrir el mundo con todos sus matices, porque haciendo arte ,en este caso, se descubre.mas que con la ciencia o la misma religiòn. Por esto los valores que se encarnan en el desarrollo de las artes visuales son la fuente de una explicaciòn del hombre y su pensar, junto a la tècnica, hacen una unidad indisoluble que se da a la creaciòn.

La Vergine Annunziata (La virgen de la anunciaciòn) del 1475, es un retrato que se presenta a medio busto sin un espacio/ambiente, como el punto de un lugar invisible que parte de una zona oscura para salir y delinearse, a travès de la luz que cae desde lo alto sobre toda su figura; envuelta en un manto azùl (color que Antonello trae de Venecia). La virgen/mujer cierra con su mano izquierda el manto que llega al pecho creando una geometrìa que se concluye con el vèrtice de un triàngulo, el cual a su vez ,encierra su rostro donde se refleja la luz .

La figura de medio lado, juega con los rayos de la luz y la perspectiva del cuerpo y su gesto. Aquì es donde el artista atraviesa un nuevo hemisferio en la representacion; èste cuerpo avanza y sale con el gesto de la mano derecha que detiene o calla la llegada del àngel y su noticia y asi mismo el conjunto del evento, se detiene y èsta mano se prolonga hacia el extrerno del cuadro acercàndose contemporaneamente a nuestro cuerpo (como espectadores que somos).

Divido en dos hemisferios, el cuadro a travès de la simplificacion de elementos captura el sentido de un mensaje divino en funcion del sujeto y natural en funciòn de un lenguaje que se acerca al hombre de carne y hueso. L'Annuziata, primero que ser virgen, es mujer y su rostro es el rostro de una mujer cualquiera que viviò en la època del pintor o en cualquier otra; la naturalidad (que el pintor aprendio a travès la pintura flamenca de Van Eyck) se envuelve en el minimo detalle que caracteriza este rostro y gesto, desde la caida de algun cabello que sale del manto, al rastro de una mirada que no solo sigue el evento (como muy frecuente viene caracterizada- como un maniqui-), èsta mujer habla, piensa y su intenciòn se prolonga en armonìa con su cuerpo. La lectura feminista se ha aficionado a este sujeto porque traduce en este cuadro, -la posicion de la virgen como aquella mujer que no se da muy facil- .De frente a esta obra queda para cada persona su propio encuentro que caiga como un sueño suspendido en el mismo punto donde la virgen cierra su manto, al lado del corazòn.

Antonello da Messina sucesivamente realizarà la Crocefissione (la Crucifixiòn)(1475) que hoy se encuentra en Anversa y con esta abrirà con las proporciones y composiciòn un espacio al paisaje abierto y profundo, dando al cielo mitad del espacio y a los cuerpos en primer plano la luz y la atmosfera que los envuelve dentro el calor del color.

Suspendidos por las sombras que persiguen y rodean cada movimiento, como dentro de una sala de danza los cuerpos se atraviesan y los espacios se confunden, mientras los colores se amalgaman con la luz que al final nos llama dentro el San Sebastiano (San Sebastian) (1476), donde Antonello da Messina enunciarà detràs de cada detalle la lirica de un sentimiento. Giulio Carlo Argan, historiador del arte italiano termina su lectura en este modo: “para Antonello que vive profundamente la experiencia pierfrancescana, la comunicaciòn se convierte en identidad, el mito en revelaciòn, el sentimiento de la naturaleza en conocimiento.. y lo que de ahora en adelante se buscarà en el mundo clàsico no serà mas la filosofia, sino la poesia de la naturaleza”.

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