El MAXXI o la historia de un barco que zarpa con las velas de la imaginación


Por

Diana Ovalle

Corresponsal La Moviola

Roma (Italia)






Una joven ha preguntado a la joven escultora Cristina Falasca que quería decir su obra. (retazos de arcilla, yeso, bronce) que gesticulan la idea de una forma. Pues bien, la escultora, responde: “ Mi intención no es darte un dato representativo de algo existente, yo te doy una indicación que responde a una exigencia de mi imaginación y a la imaginación de quien se acerca a mi escultura. Esta evaluación podría valer para un sin fin de teorías y elementos del arte y me acerco al motivo de la imaginación como índice de percepción latente en los sentidos del cuerpo humano. Imaginación viene del verbo en latin imaginatĭo, -ōnis, y en la antiguedad su sostituto era la fantasia, como capacidad de representar cosas existentes manipuladas por la mente y los sentidos”
.
La imaginación es una de las primeras sensaciones que despiertan de frente a la insólita e insolente arquitectura del MAXXI, Museo Nazionale delle Arti del XXI sec. (Museo Nacional de las artes del XXI siglo) en Roma; el cual ha abierto sus puertas al público con la voz “We are open” el 30 Mayo 2010; como templo de inmenso valor para el mundo del arte y arquitectura contemporánea dejando con su caminar infinitas centellas, luces, plumas de un vuelo abierto que hoy se descubre en toda su expresión. Concebido por la arquitecta iraquesa Zaha Hadid, premio Pritzker 2004 y autora entre otras de las “Torres que danzan” ('Dancing Towers', Business Bay, Dubai) – donde pies y manos se amarran a una flecha que apunta la dirección del viento, del (Rosenthal Center for Contemporary Art en Cincinnati)- y la idea de imaginar sombras entre collages de espejos; Zaha Hadid es reconocida junto al arquitecto Frank O. Gehry (se recordaran sus formas abiertas, onduladas que se dilatan en el espacio como plantas en un cyberespacio- El Guggenheim Museum en Bilbao, - Weisman Art Museum, Minneapolis), por ser exponentes de aquella corriente arquitectónica el -desconstructivismo- el cual desintegra las formas legadas al purismo, por un explosiòn de los sentidos, que en cierta medida nos hablan del barroco y su insinuante y provocativa aparición a los sentidos donde el espectáculo se abre con el rumor y la poliformidad sujetos a una experiencia visble .
Desde la esquina de la misma vía los árboles y la profundidad de la perspectiva nos acercan lentamente a su entrada, caminamos unos pocos metros y ante nuestra mirada se alza de frente a una estructura que supera en ancho y largo las habitaciones que la rodean, el silencio recoge impresiones abriéndonos a un espacio inmenso que se suspende apoyándose al azul del cielo, las coordenadas pierden su función y el valor persiste en el centro de nuestros pasos y movimiento de nuestros ojos, el espacio nos rodea y nos libera guiándonos lentamente con su textura por los horizontes que la encierran; situado en la Vía Guido Reni 4a, Roma (y Roma como una planta de pie que reitera la propia historia, huella tras huella) el MAXXI después de 15 anos ve la luz descubriendo su propia colección que presenta entre otros la instalación “Escultura de Linfa” de Giuseppe Penone ( 2006) , acercándonos a la materia de nuestra naturaleza; las esculturas de Lucio Fontana “Concepto espacial -naturaleza”( 1959) , la fotografia de Thomas Ruff como cabinas de un mundo disfrazado de mundo, los dibujos de la pareja Gilbert and George, rasgan poesía con la mina sutil de un cuerpo que danza dentro el azul.

El MAXXI además da su primer paso con la gran retrospectiva dedicada al artista Gino De Dominicis, donde la ironía -difícil de aceptar en un mundo que no le cabe la sonrisa ni por los codos y donde las armas suben al poder como gallos de pelea- es el arma y respuesta a una civilización encantada por la amnesia de los sentidos. Bajo la plaza-hall de frente a la entrada del museo posa el esqueleto gigantesco “Calamite Cosmica” (Imàn Cosmico) (1987) del mismo artista De Dominicis (1947-1998) , recurriendo a la ambigüedad de la representación, genera algunos saltos cuando en la misma instalación se descubre una tal nariz de Pinocho y sobre un hueso de lo que una vez pudo pertenecer al dedo anular de la mano se clava la punta de una asta vertical que mira la immortalidad. De Dominicis como artista armó y desarmó desde los anos 60' hasta su muerte 1998, el rostro de una humanidad ausente de frente a la reacción. Sus perfomances, instalaciones, fotografías, dibujos, esculturas, pinturas, son el acto de una desesperada necesidad por despertar en la vida, conduciendo los sentidos a actuar con la razón; rasgando los parametros de lo “permitido” para expresar en mil formas un solo pensamiento que corre de puerta en puerta sospechando si la materia alcanza el perfume del espíritu.

Salimos cuando Roma se prepara para morder la noche con una sonrisa vaga y la sensación un vuelo sin escalas a la arquitectura y al ret de nuestro siglo XXI .

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